Valle de Tena. Del 16 al 18 de julio de 2021

Por fin, los ireguos como club, volvemos a salir de nuestros inestimables límites provinciales para dirigirnos a la ya clásica cita veraniega en el Pirineo aragonés.

Después de aposentarnos durante la tarde del viernes a diferentes ritmos y en diversas modalidades en el camping de Escarra, en la localidad de Escarrilla, decidimos tras unas buenas cervezas, realizar al día siguiente una ruta circular por el macizo del Anayet.

Y es que, entre muchísimas otras ventajas, ser un club de montaña y no una agencia de viajes, ofrece la posibilidad de decidir qué rutas se van a realizar en función de las características y los intereses del grupo que se forme esporádicamente para una salida montañera con todo el fin de semana por delante.

Se decidió atacar al macizo del Anayet, que por otro lado es una excursión prevista para el mes de octubre, aunque en este caso se trataba de un cordal y no solo la cumbre, pero quizá con las montañas suceda como con los libros y el cine. En cada excursión, en cada lectura y en cada visionado, se descubre y se disfruta de matices diferentes.

El sábado a las 8.30 aparcamos nuestros vehículos en el ya masificado parking del corral de las mulas. Ahí descenderemos los seis integrantes de la excursión por el camino asfaltado que lleva a la estación de esquí de Anayet, pero en la primera curva, tan solo 600 m después de iniciarlo, lo abandonaremos por nuestra margen derecha, cogiendo una desdibujada senda en dirección al Pico de Espelunciecha.

Consideramos que es una buena opción dejar a un lado el clásico camino de ascenso dada la gran afluencia de gente que discurre por él, la búsqueda de algo de soledad en una ruta tan masificada y por acometer la ascensión por un itinerario diferente a la del barranco de Culivillas.

Tomando como referencia los postes de la instalación del teleférico, comenzaremos a remontar por las herbosas lomas la mencionada senda. En ocasiones esta misma, llegará a desaparecer por momentos de nuestra vista, creando dudas sobre el itinerario, pero no entraña ningún tipo de problema para la progresión. Según nos acercamos a la cumbre de la Corona de los Farallones, que aparece flanqueada por los horrendos teleféricos, la senda por la que transitábamos dará paso a un sendero más evidente que nos llevará a la cabaña – restaurante de La Glera, abierta únicamente en temporada invernal.

A partir de este punto, la ruta ganará en vistosidad porque abandonaremos los pastos herbosos que nos acompañaban para pasar a un terreno rocoso más propio de la altura en la que nos encontramos.

Desde este momento, la dureza de la ascensión se acrecentará gradualmente y el sendero pronto confluirá ya con el del barranco, para así sumarnos al interminable goteo de visitantes que se aproximan a la ansiada cumbre de Anayet, o al ibón, que se extiende a sus pies y que nos deja un auténtico espectáculo visual con el Midi d’ Ossau al fondo.

La planicie lacustre en los llanos del Anayet es impresionante tanto por el lago como por la característica chimenea volcánica del Pico Anayet. Después de rodear el ibón superior y asomarnos al inferior comenzamos la subida hasta el collado, es un corto pero duro repecho de rocas fragmentadas que superaremos sin ningún tipo de dificultad tras varios zigzagueos.

Ahí somos conscientes del atasco que se ha producido por exceso de excursionistas en el paso de la cadena, que a pesar de ser un paso carente de dificultad, no deja de ser expuesto, aunque en verano el riesgo es mínimo ya que podría salvarse por otras alternativas.

Un vez en el collado debemos tomar el sendero hacia la derecha, la romería de excursionistas a estas alturas es ya un hecho constante. Desde este punto y hasta la cumbre del Anayet tan solo debemos seguir un sendero que sube bien marcado, y que primero atravesará un curioso paraje rojizo, fruto de la extinta acción volcánica de la zona. Ya unos metros más adelante nos toparemos con el mítico paso de la cadena, justamente cuando lo alcanzamos se ha disipado el atasco que había un rato antes.

Posteriormente nos encontraremos bajo una chimenea, antesala de la cumbre, que deberemos superar antes de alcanzar la cima y en la que también hay que ser cuidadosos por la gran afluencia de gente en un día como este y en donde el mayor riesgo se alberga en la caída de piedras, por lo que debemos extremar las precauciones.

Las vistas desde la cumbre con sus 2574 m son impresionantes, el día está limpio y despejado. Después de las inevitables fotos de cumbre y de almorzar brevemente comenzamos el descenso, ahora con cuidado de no resbalar ni desprender piedras para quienes en ese momento están ascendiendo.

De vuelta en el collado nos dirigimos hacia la segunda cumbre de la jornada: el Vértice de Anayet ( también denominado Punta o Garmo), con sus 2559 m .El camino no alberga más dificultad que la propia pendiente, nos llevará hasta la cumbre jalonada por el vértice geodésico que da origen a su nombre. Nuevamente las vistas son espectaculares, vaya regalo de día que estamos disfrutando.

Una vez situados en el cresterío del macizo del Anayet, tan solo nos quedará avanzar por su cordal recorriendo un rosario de cumbres, que quizá no tengan la importancia de las dos anteriores pero que complementan la ruta permitiéndonos disfrutar de la alta montaña, y ahora ya sin un solo montañero hasta que regresemos al barranco de bajada. Este cordal separa los Llanos de los Ibones de Anayet (2227 m), al Norte, y el Barranco de Izas, al Sur. También se llama Punta dera Sarreta.

De este modo, bajo un sol abrasador y agradeciendo cada soplo de aire mínimo, que asciende en algunos puntos, coronaremos la cima del Garmo de Izas (2515 m) para posteriormente atravesar el paso de las Negras a 2411 m y el collado de Arroyeras. Desde allí ascenderemos a trancas y barrancas, achicharrados por el sol incesante, a la cumbre del pico Arroyeras (2573 m). Dejamos para otra excursión el ascenso al pico Culivillas, y decidimos descender como auténticos jabalíes por el barranco entre el Culivillas y el Arroyera. Después de un descenso sin tregua, volvemos a alcanzar el sendero de la GR-11 y aprovechamos para refrescarnos en el arroyo del barranco. Ya solo nos queda el tedioso camino desde la estación hasta el corral de las mulas.

DOMINGO 18: CIRCULAR AL PICO SERRATO (2.888 m) DESDE BAÑOS DE PANTICOSA

Arrancamos ya más bien tarde desde el Balneario de Panticosa, esta vez somos 7 intrépidos montañeros. El camino para subir al refugio de Bachimaña, tiene su inicio tras el refugio Casa de Piedra y forma parte del GR-11, por lo que se encuentra perfectamente señalizado. El camino asciende paralelo al río Caldarés, varias cascadas jalonan su recorrido, impregnándolo de gran belleza.

Tras el ascenso de la cuesta del Fraile se encuentra el ibón y el refugio de Bachimaña, allí dividiremos el grupo, puesto que 3 compañeros deciden que se quedarán allí, mientras que otro querrá ascender hasta los ibones azules para luego unirse a ellos y así regresar más pronto a Logroño.

Los 3 restantes decidimos continuar con ánimo de culminar nuestra ruta circular ascendiendo a la cumbre del Serrato.

Para ello remontaremos los embalses de Bachimaña por su margen izquierda siguiendo el GR-11 hasta vadear el torrente que desciende de los ibones azules. Allí abandonamos el GR-11 para continuar bordeando el embalse y ascender poco a poco por el valle glaciar hasta los ibones de Bramatuero, primero el bajo y más arriba el alto, en el que descubrimos un refugio de nueva construcción sin guardar.

Desde este punto comienza la ruta fuera de sendero por un terreno muy caótico y salvaje y con continuos sube y bajas, suerte que los hitos, así como marcas blancas y negras continúan hasta el collado del Serrato. Poco antes atacamos la cima como la intuición nos guía, la contorneamos por la derecha para evitar los parajes más escabrosos. De este modo ganamos la antecima Sur (2849 m). Trasponiendo una brecha se alcanza, finalmente, la cima principal de Serrato (2888 m), también conocida como El Peñón (O Peñó). Domina las cuencas lacustres de Bachimaña, Bramatuero, y, sobre todo, el cercano Ibón de Xuans (2580 m) ya en la vertiente occidental.

Las vistas son inolvidables, su estratégica situación nos regala una de las mejores vistas de Pirineos, panorámica de suroeste a sureste: Sierra de la Partacua, Argualas, Garmo Negro, Arnales, Infiernos, Pico de Piedrafita, Punta Zarre, Gran Facha, Pico de Marcadau, Pic de PaternaIlle, Arratille, Pico de las neveras, macizo de Vignemale, Monte Perdido, sierra de Tendeñera y muchos más.

Para el descenso regresaremos hacia el collado entre los Dientes de Batanes y la Peña Xuans, donde recuperamos las marcas y los hitos que nos irán llevando hacia el ibón de Labaza, primero el superior, luego el inferior. Pasaremos bajo los Dientes de Batanes a nuestra izquierda y continuaremos descendiendo ya sin tregua atravesando muy atentos a la precaria señalización para alcanzar el bosque de pino y regresar así a los baños de Panticosa, dejando de este modo atrás una larga jornada montañera con 10 horas a nuestras espaldas y un tremendo desnivel, pero muy satisfechos del día que hemos echado. Eso sí, recomendable realizarla en dirección opuesta a la que llevamos nosotros.

Nos vemos en la próxima!