Peñas de Aia. 19 de marzo de 2022

Tal como viene siendo costumbre, interrumpida en estos últimos dos años por la pandemia, el sábado 19 de marzo realizamos nuestra salida montañera por los montes de nuestro vecino País Vasco con final en sidrería.

En esta ocasión fuimos a las Peñas de Aia, zona fronteriza con Francia. 53 montañeras y montañeros marchamos en bus para luego juntarnos con otros cinco, en el aparcamiento de Elurretxe, nuestro punto de partida.

Poco antes de las 10 empezamos a caminar guiados por Alberto que, una vez más, nos preparó una estupenda excursión.

El camino empezó por un bosque, aún dormido por el invierno, con una ligera pendiente que ya hizo que el grupo se estirase. Al poco, vimos un búnker de la famosa línea P que afortunadamente no sirvió para mucho.

Hubo continuas paradas para reagrupamientos y para sacar fotos del paisaje, incluyendo el mar que allí estaba mostrando su litoral en el que claramente se veía el golfo de Vizcaya.

Ya por fin, llegamos a una pradera a los pies de las Peñas de Aia para que desde aquí cada uno pudiera subir a una de ellas, dos o ninguna. La gran mayoría pisamos al menos una de ellas.

Estábamos justo debajo de la peña septentrional Hirumugarrieta, a la que subimos con sus 806 msnm. Luego se ascendió a la del centro, Txurrumurru de 821 msnm. Tal como teníamos previsto, dejamos para otra ocasión la del sur Erroilbide de 837 msnm., ya que la sidrería nos esperaba y el paso es algo comprometido.

Una vez reagrupados en la pradera, aprovechamos para dar un bocado y degustar el vermú casero que Mikel nos brindó con generosidad.

Tras ello, empezamos a bajar hacia nuestro destino que aún quedaba a seis kms y poco menos de 800 metros de desnivel.

Nuevamente nos adentramos en bosque, primero por senda y luego por caminos más anchos, y el grupo se estiró lo que se hizo necesario hacer pequeñas paradas de agrupamiento.

Poco antes de llegar, atravesamos varios túneles que se excavaron en la roca con motivo de la intensa actividad minera de antaño. Entre túneles, pudimos ver a nuestra izquierda la impresionante cascada de Aitzondo, bien cargada del agua de lluvia de los últimos días, que con sus 140 metros es la más alta de Guipúzcoa.

Sobre las dos y media, unos antes otros más tarde, llegamos a Irún, primero atravesando antiguas construcciones mineras para luego terminar en la sidrería donde estaba el autobús.

Han sido unos 10 kms. de ruta, con un desnivel positivo de algo más de 400 mts. y negativo superior a los 900 mts.

Tras cambiarnos de ropa, entramos en este establecimiento, una antigua ferrería del siglo XIII, ahora reconvertida en sidrería típica de la zona.

Después de colocarnos apretujádamente en las mesas, fuimos a las kupelas para degustar la sidra.

Ya lo de después y hasta que salimos, hay que aplicar el dicho de “lo que pasa en la sidrería se queda en la sidrería“.

Poco más tarde de las seis, nos montamos en el autobús camino de Logroño y Alberite, con una parada intermedia para expulsar parte de la sidra ingerida.

Llegamos sanos y salvos, con algún dolor de cabeza, por la sidra y/o por la verborrea de algunos, pero contentos de haber disfrutado una buena jornada.

Nos vemos en la próxima.