Ascenso al pico Palas. Pirineo aragonés. 1 de julio de 2023

De acuerdo con nuestra programación, el fin de semana del 1 y 2 de julio hicimos sendas actividades por el pirineo aragonés.

Todo empezó el viernes donde pasamos noche en un albergue en Piedrafita de Jaca, donde estuvimos prácticamente solos.

Ya al día siguiente, tras un buen desayuno, cogimos los coches para ir hasta el embalse de La Sarra donde empezaríamos nuestra ruta de hoy para ir hacia el pico Palas.

Nos dimos cita once montañeros, alguno pasó la noche en la furgo en ese mismo sitio, y empezamos a caminar por el GR11. Parecíamos un grupo de reses bravas recién soltadas del redil, con pasos muy ligeros en estas primeras pendientes. Un buen ritmo que no nos impedía ver las espectaculares cascadas y preciosos bosques por los que atravesábamos. A alguno le sudaba hasta la lengua de tanto hablar.

Llegamos al cruce que lleva a los ibones de Arriel, dejando el camino que se dirige al Refugio de Respomuso, leer bien ya que no es Respumoso como se empeñaba alguno.

Aquí nuestros pasos van ya en senda, a veces muy empinada, remontando el barranco de Arriel. Luego perdimos la senda para atravesar una auténtica pedrera muy pesada.

Miramos al cielo y las nubes agarradas a las cimas no se soltaban, lo que presagiaba que no tendríamos una cima limpia.

Tras diversas paradas llegamos a los diferentes ibones de Arriel, con el pico de igual nombre a la izquierda quien parecía vigilarnos. Las vistas eran majestuosas, de gran belleza.

Ya avanzada la caminata, uno decide no continuar y se quedó de relax a pesar de que el tiempo no acompañaba excesivamente.

Tras abandonar el último ibón, se atravesó una canal de dura pendiente hasta llegar a unos neveros que tuvimos que atravesar.

Aquí se percibía, no se veía, la cima de hoy. Tras unas dudas, en este punto otros tres decidieron retornar.

El equipo restante, prosiguió hasta alcanzar la cima con visibilidad pero sin vistas.

La bajada se hizo dura por la aparición de lluvia, especialmente en la chimenea de Ledormeur, haciéndolo con cuidado.

En el camino de vuelta hubo ocasión de ver alguna regordeta marmota que nos miraba tranquilamente.

Tras muchas horas de caminata, unos y otros, nos juntamos en el bar del embalse para tomar nuestras merecidas cervezas.

A la noche, mientras cenábamos todos juntos no teníamos claro qué hacer al día siguiente a pesar de que ***estádefiesta se empeñaba en proponer varias alternativas y que al final optamos por una, no sabemos si por interesante o por insistente.

Y a dormir que ha sido un día muy duro.

Aquí van unas fotos