Fin de semana por el Pirineo francés. Pic d’Larry y Petrechema. 17 y 18 de enero de 2015

Aunque las previsiones meteorológicas son bastante malas, el sábado 17 salimos de madrugada hacia Villanúa, donde hemos reservado albergue y nos juntamos con Jesús, que ha llegado la tarde anterior. De camino, entre Pamplona y los túneles de Liédena cae una nevada que no nos hace presagiar nada bueno.

Cruzamos el túnel de Somport y pasamos al valle francés de Aspe y al poco tomamos el desvío hacia nuestro destino, hasta que la nieve nos impide acercarnos más al inicio del recorrido previsto. Directamente con las raquetas puestas desde los coches, empezamos nuestro paseo con una gran cantidad de nieve polvo y ausencia de huella. El tiempo nos respeta y vamos subiendo tranquilamente (menos el que va abriendo huella) por un hayedo precioso, disfrutando de un maravilloso paisaje. Hay que agradecer al hombre del tiempo sus malos augurios ya que somos los únicos que estamos disfrutando de estos parajes. Llegado el momento del despiste habitual, tenemos que desandar unos metros para coger el sendero bueno, lo que ocasiona que un grupo con esquís de travesía, que venía siguiendo nuestra huella, se lamenten porque a partir de aquí nos ponemos detrás y son ellos los que tienen que abrirla.

Llegamos al circo de Larry y en el refugio vemos que posiblemente no nos de tiempo de subir hasta el pico, así que la mitad se quedan descansando un rato en el refugio y luego bajando tranquilísimamente, y la otra mitad se van para arriba llegando hasta el último collado. Se quedan a 100 m. de Pic d´Larry ya que las nubes se habían cerrado y además se estaba haciendo bastante tarde.

De regreso en Villanúa, Jaime vuelve para Logroño mientras el resto disfrutamos de una ducha caliente y reposamos con unas cervecitas dando una vuelta por el pueblo. A cenar y a dormir (4 en el albergue y 2 en la furgo).

A la mañana del domingo 18, salimos otra vez por el túnel hacia Lescún, con la idea de acercarnos lo que podamos al Petrechema, ya que está previsto que nieve al medio día y no tenemos ganas de tener problemas con los coches para volver. Lo mismo que el día anterior, tenemos que dejar los coches bastante antes del punto pensado de inicio de la actividad. Otra vez con las raquetas, pero ahora tenemos la suerte de que hay huella abierta, por lo que vamos siguiéndola tranquilamente disfrutando de la vista que tenemos enfrente, el Petrechema, las Agujas de Ansabere y el Mayo del Acherito. Tras hora y media de caminata, nos encontramos en una pendiente en la que de repente desaparece la huella a la vez que nos azota una ventisca bastante incómoda. Un paso para adelante, hasta la rodilla, segundo paso, hasta la cintura, tercer paso: media vuelta y para abajo. Decidimos que no merecía la pena para el poco tiempo que nos quedaba el avanzar sufriendo unos cientos de metros para tener que darnos la vuelta enseguida, así que tranquilitos tranquilitos, par abajo. Unas cervecitas en la furgo de Alfredo y a regresar a Villanúa a comer (buen menú y buen precio). Tras la comida regreso a Logroño y, dentro de lo que hemos podido hacer, bonitos recuerdos de unos paisajes maravillosos compartidos con buena gente.