Excursión por los valles del alto Oja. 19 de mayo de 2019
Hola montañer@, tal como teníamos previsto en nuestra programación, el domingo día 19 de mayo nos adentramos en los profundos valles del alto Oja, por las aldeas de Ezcaray.
Las previsiones meteorológicas no eran buenas, por ello seguramente muchas personas optaron por quedarse en casa, pero un puñado de valientes no se amedrentaron y decidieron retar a las inclemencias del tiempo.
La quedada fue por partes, algunos partieron de Logroño para unirse más tarde con otros en Ezcaray y después el grupo al completo en la aldea de Posadas, formando un equipo de nueve montañeros.
Finalmente se optó por buscar un itinerario alternativo al inicialmente proyectado, dejando el Necutia y Gatón para otra ocasión dado que había nieve en las cimas y sobre todo por las nubes que estaban bien agarradas.
Así pues, con paraguas en mano y bajo una fina lluvia, empezamos a caminar en torno a las 9 y cuarto con dirección a la aldea de Altuzarra. Una vez llegado a este punto, cogimos la pista de la izquierda en lugar de continuar por el sendero que transcurre paralelo al arroyo de igual nombre por donde fuimos el año pasado por estas fechas.
La pista va ascendiendo, lenta pero inexorablemente, por lo que empezó a sobrar ropa y afortunadamente la lluvia cesó y ya no volvió a caer agua en toda la jornada. El paisaje se abrió y pudimos gozar de muy bonitas vistas con el verde de las hojas de las hayas recién brotadas, mezclado con el perenne verde de los pinos y abetos, con ese blanco de la nieve en las cimas, la flor morada del brezo y todo ello con el suave abrazo de las nubes. Y también quiso acompañarnos una familia de ciervos que se nos cruzó por el camino en dos ocasiones. ¿se puede pedir más?
Llegamos a un desvío donde se acumulaban troncos preparados para ser transportados a las serrerías abandonando la dirección que va hacia la cabecera del arroyo Altuzarra para ir hacia el otro valle. Tras una breve parada para beber agua, continuamos caminando hasta llegar al paraje denominado Rebenzalaya, la cota máxima del día con sus 1.607 metros, un collado que une los dos valles y coronado con grandes paredes de troncos apilados arrebatados a los bosques.
Teníamos en frente al San Lorenzo, aunque debíamos imaginarlo ya que estaba bajo el manto de una espesa niebla y tras las fotos de rigor, abandonamos la pista para coger una senda cuesta abajo y con cuidado de no resbalar con el barro.
Tras varios cruces de distintos caminos que recorren estas cumbres, llegamos a la parte alta del valle del arroyo Usaya para ir descendiendo en mitad de un espectacular y frondoso hayedo de un verde intenso con agua por todas partes. La bajada fue relajada, parando varias veces para hacer fotos y charlar sobre temas diversos como la otra función de los “petazetas”, las desventuras de unos y las nuevas aventuras de otros quienes han dejado de aparecer en nuestras salidas.
Tras cruzar el arroyo siete veces, con sus siete puentes que dan nombre a una salida dominguera para conocer este valle, llegamos a Azárrulla. Aquí había dos opciones, ir directamente a Posadas o bajar a San Antón para tomar una cerveza. Como bien podéis imaginar, esta segunda opción fue unánimemente acordada por lo que acabamos en la Antigua Ferrería para tomarnos el zumo de cebada fermentado en unas mesas y sillas dando cuenta del almuerzo que llevábamos en la mochila.
Tras este momento de relax, inmortalizado con una foto, nos dirigimos por carretera hasta el puente sobre el Oja a la altura del “Ikea” para desde aquí caminar por la senda de La Herradura hasta Posadas, nuestro destino final.
Eran las dos y cuarto, y con un muy buen sabor de boca por el deleite paisajístico de una bonita jornada montañera, nos despedimos emplazándonos a la siguiente. Una gozada y un placer.
Nos vemos!