Excursión por Lekeitio. 26 de marzo de 2017
Hola montañer@, hoy domingo 26 de marzo, a pesar de los agoreros, hemos tenido un estupendo día en la excursión que teníamos programada.
Ciertamente no pintaba bien cuando a las 7 y media el autobús nos recogía ya que estaba lloviendo, pero a medida que nos acercábamos al norte, el cielo se iba despejando.
Eran algo más de las 10 h., bajo los cálidos rayos de sol que nos acariciaban para darnos la bienvenida, cuando empezamos a caminar. Nos adentramos en Lekeitio y charlábamos amigablemente hasta que llegamos a la playa, donde las desnudas arenas eran bañadas por el Cantábrico. Aprovechamos para sacar unas cuantas fotos.
Continuamos por el GR que, lamentablemente, nos llevaba por carretera y rápidamente el grupo se estiró debido a la primera cuesta de la mañana. Tras reagruparnos, cogimos un desvío y finalmente nuestras botas se mancharon de barro y agua. Ya estábamos en una senda en mitad de un bosque predominado por eucaliptos que nos deleitaron con un agradable olor.
Seguimos caminando, hablando de nuestros proyectos, de nuestras aventuras, de nuestras cosas… hasta llegar a un cruce donde paramos para echar un bocado. Hubo quien sacó un par de botellas de vermú casero, muy exquisito por cierto.
Retomamos la caminata y enseguida empezó la cuesta en mitad de las verdes praderas donde de vez en cuando echábamos un ojo al mar que allí estaba al fondo. Llegamos a un punto donde algunos optaron por subir primero al Kalamendi (donde disfrutamos de unas bonitas vistas del mar) y después al Zabalamendi, tras haber ascendido algo más de 300 metros, mientras otros continuaron por la senda.
Luego llegamos a una ermita y a continuación nos juntamos todos de nuevo para ir, primero en senda y luego en carretera, hasta la sidrería con un final de duro ascenso.
Recogimos los petates del autobús para cambiarnos de ropa y ponernos cómodos para la siguiente actividad igual o más placentera.
Comimos todos juntos el típico menú de sidrería donde deleitamos las viandas, disfrutamos de la compañía y a medida que aumentaba la ingesta de la sidra, hicimos una excelente exaltación de la amistad.
A la salida no faltó la típica foto de grupo junto con el casero, a quien le regalamos una camiseta de nuestro club, y su pony sin olvidarnos de ondear nuestra bandera.
Y todos al autobús, donde unos cuantos echaron una buena cabezada debido al sueño por el cambio horario o quizá debido a otra causa, hip.
Llegamos sin problema a nuestro destino y cada uno a nuestra casa, quizá deseando de volvernos a ver otro año. Y que sean muchos.
Un abrazo y que disfrutéis de las fotos.