Ruta circular de subida al Aratz desde Araia. 18 de mayo de 2024

Dispuestos a hacer frente a las adversidades que la meteo había pronosticado para el fin de semana, madrugamos con la idea de pasar una jornada de montaña pasada por agua.

La mañana del sábado 18 de mayo nos citamos a las 7.15 en el parking del Mediamarkt ante la imposibilidad de hacerlo en el Palacio de los Deportes; debido a la celebración de La Rioja Bike
Race.

Se distribuyen los coches disponibles, y una vez agrupados, ponemos rumbo a la fundición Ajuria y Urigoitia en Araia; lugar donde comienza y termina la ruta de hoy.

Algunos compañeros ya se encuentran en el lugar, después de haber pernoctado el viernes en sus furgonetas y autocaravanas.

Una vez agrupado el personal, comenzamos la ruta con el Nacedero del río Zirauntza como primera parada. Somos 23 personas más el infatigable Callejón como representación canina.

El inicio de la ruta discurre paralela al río Zirauntza por un precioso bosque verde y húmedo. Este primer tramo permite ir calentando motores y poner el cuerpo a tono para lo que se avecina.
Antes de haber llegado a los 2 kilómetros andados, llegamos al nacedero y observamos desde el puente la cascada que vierte sus aguas al cauce del río.

A partir de este momento comienza la verdadera subida que tiene como objetivo alcanzar la cima del Aratz, que con sus 1.443 metros se erige como la 5o montaña más alta del País Vasco después del Aitxuri, Aketegi, Aitzgorri y Gorbea.

Abandonamos la zona del nacedero a través de una puerta de madera algo inestable, que permite el paso al otro lado de una valla de alambre.

Empezamos a subir por un tupido bosque cubierto de barro y tapizado de hojarasca. La subida es según algunos, la parte más dura de la ruta; el terreno no está en las mejores condiciones y la pendiente pone a prueba los cuádriceps. Durante un rato, progresamos por el bosque hasta llegar a lo que parece la llave de alguna compuerta. Allí reagrupamos el grupo y continuamos, con la decepción de algunos, que esperaban encontrar algún refrigerio en la caja blanca que simulaba una neverita.

Tras otro tramo de bosque, comenzamos a vislumbrar la luz del sol y llegamos a una zona descubierta, desde donde ya se empiezan a ver los paisajes de la Llanada Alavesa. Continuamos progresando por un tramo escalonado hasta llegar a una pista que nos lleva hasta el Collado Allarte. En el camino nos encontramos con un precioso árbol que invita a pararse a admirarlo y tomar una foto.

A partir de este momento el paisaje va cambiando y enseguida nos adentramos en una zona de roca cubierta de flores amarillas, por la que vamos ascendiendo hasta llegar a la cima del Imeleku. Esta bonita cima de 1.319 metros de altura, nos invita a hacernos fotos con sus vistosos buzones en forma de cohete y cámara fotográfica.

A continuación, descendemos unos metros hasta llegar al collado de Aratzarte, que es donde comienza el asedio final a la cima del día. Comenzamos a subir, cada uno a su ritmo, por un terreno algo diİcil debido a la numerosa piedra suelta que se reparte por toda la ladera. Sin duda, es una subida dura; una de esas que, como escuché hace una semana: “te pone en tu sitio”.

Finalmente, todo el grupo alcanza la cima y comienza el festín. Tod@s comienzan a ofrecer auténƟcas delicatessen a los compañeros: migas con chorizo, peras en licor, bomboncitos de avellana caseros, vino, frutos secos, chorizo, queso, etc. Tras haber probado un poco de todo, y con el cuerpo bien avituallado para proseguir, abandonamos la cima y comenzamos el descenso.

En esta parte del trayecto, alcanzamos un par de cimas más. Son más modestas que las anteriores pero bonitas igualmente. La primera de ellas es el Elurzuloak (1.431 metros) y la segunda el Argorri (1.311 metros). La ruta original prevista para este día, descendía desde el Argorri a la Chabola del Tuerto, pero tras una consulta exhausƟva con los todos los miembros del grupo, decidimos hacer alguna modificación en el itinerario.

Para poner algo más de emoción, algún miembro novel del grupo perdió las gafas en la bajada, pero gracias a un corredor de montaña pudo recuperarlas.

Continuamos descendiendo hasta llegar de nuevo a un bosque por el que transitamos hasta llegar a la Fuente de Eskaratza, donde muchos de nosotros aprovechamos para proveernos de agua fresca. Llegados a este punto, decidimos acercarnos hasta el túnel de San Adrian. Bajamos un breve tramo por la calzada romana hasta llegar al agujero de entrada y aprovechamos para visitar la ermita y echar algunas fotos.

Es sorprendente, pero hasta ese momento, habíamos esquivado la lluvia que con ninguna emoción estábamos esperando. Únicamente, cayeron algunas gotas inapreciables que no impidieron que prosiguiéramos secos la excursión. Quizás tengamos algún chamán en el grupo que aleja las inclemencias de la meteo.

Tras visitar la cueva, retomamos el camino ascendiendo por la calzada hasta llegar al collado de Leizarrate; lugar desde donde se puede continuar en dirección a las campas de Urbia y al Santuario de Aránzazu. En este punto, nos adentramos de nuevo en el bosque por una senda marcada como GR, que nos llevará de vuelta hasta el final de ruta en Araia. Tras un rato de caminata esquivando auténticos barrizales en algunos tramos del camino, llegamos a la Chabola del Tuerto, donde reagrupamos de nuevo el grupo pata afrontar la última parte de nuestra excursión. Seguimos caminando y a falta de menos de 4 kilómetros a meta, llegamos a la fuente
de Iturrioz. Desde ahí, continuamos descendiendo por senda, algún tramo de pista y alguno de carretera al final. Finalmente, llegamos a los coches que se encuentran estacionados en el parking de la fundición.

Nos cambiamos y nos ponemos de acuerdo para ir a tomar algo a un caserío-restaurante próximo. Nos despedimos de algunos compañeros y otros decidimos quedarnos a comer en el lugar aprovechando que el tiempo sigue respetando; tanto, que hasta nos permitimos sentarnos en la terraza a disfrutar tranquilos de las vistas del entorno.

En definitiva, un gran día disfrutando de la naturaleza, la montaña y los compañeros.