Fin de semana por el Valle de Pineta. Ascensión al pico Ibonet y pico de la Espada. Del 12 al 14 de julio de 2024

A las 8 de la tarde del viernes 12 nos reunimos, con alguna baja de última hora, cuatro intrépidos montañeros en el refugio de Pineta. A las 7 de la mañana del sábado 13 ya estábamos en el aparcamiento de la antigua aduana en Parzán, donde se nos une Chema, que había dormido en su furgo. Desde ahí cruzamos el puente sobre el Cinca y remontamos por sendero el barranco de Trigoniero (Tringonier en aragonés). Es un barranco bastante salvaje, con bosque y alguna cascada espectacular. En menos de dos horas llegamos al refugio de Trigoniero, a 1960m., donde dejamos el material para pasar la noche. 

De ahí tomamos dirección norte hasta llegar al puerto de Trigoniero o Moudang para los franceses, a unos 2500 m. Pega mucho viento del sur y nos refugiamos en la parte francesa para comer algo y continuar. Después del descanso continuamos en fuerte subida a la cresta que une el pico Lía con el pico del Ibonet. Obviamos la ascensión al pico Lía, no tiene pinta de ser subida fácil, y progresamos por terreno no difícil pero bastante tieso hasta el pico del Ibonet o de Arriouère, 2866m. Las cimas cercanas más altas (Munia, Culfredas, Bachimala) están cubiertas y las nubes bajando. Descendemos al collado de la Plana, 2588m., breve parada y decidimos continuar hasta el pico de La Espada. Al poco tiempo ya nos aparece una cresta, en principio no muy inclinada y con poco precipicio, que según avanzamos gana inclinación y abismo a los dos lados, mientras la niebla nos envuelve y nos impide ver lo que nos queda por delante. Llegamos a una primera cota en la que los primeros en llegar celebran la cima, pero esa no es, nos quedan unos cien metros de distancia, pero con la niebla no la vemos.

Seguimos avanzando por la cresta con pequeñas brechas hasta llegar a una más grande, que destrepamos con precaución por la mala roca, llegando al collado que separa las dos puntas, ascendiendo ya sin dificultad por un terreno más amable. Celebración y foto de cima y como no se veía nada por la niebla, retrocedemos hasta el collado y por una larga pedrera que llega hasta él, descendemos rápidamente hasta salir de la niebla en las cercanías del ibón de Trigoniero. En la orilla descansamos y reponemos fuerzas para regresar al refugio y, ya luciendo el sol, vamos bajando los quinientos metros de desnivel que nos quedan. 

Una vez en el refugio vemos con entusiasmo que no hay nadie más y lo tenemos para nosotros solos. Después del aseo en el agua fría del barranco y una frugal cena amenizada por unos mosquitos cansinos, nos metemos en los sacos a las ocho de la tarde, quedando algún espécimen inmediatamente dormido. Ha sido una dura jornada de montaña, con once horas y 1900 metros de desnivel en ascenso y 1200 de descenso. El domingo 14, nos despertamos temprano al oír varias veces decir al mismo espécimen: maburro. Y tras desayunar y recoger todo nos despedimos de este encantador paraje deshaciendo el camino de subida admirando el paisaje más que a la subida. Llegada a los coches y cerveza o desayuno en Parzán para despedirnos, unos para Logroño, otros más afortunados se quedan por la zona.