Excursión por Sierra Salvada. 22 de junio de 2024

Sierra Salvada o Gorobel, grandiosa cordillera que forma parte de Álava y Burgos, y que no pasa nada desapercibida cuando vas acercándote al punto de partida, Lendoño de Abajo.

En esta ocasión, éramos once los animados a madrugar mucho y a descubrir lo que esta muralla rocosa de 400 m tenía que mostrarnos. Con muchas dudas de si la niebla nos iba a permitir conocerla en profundidad, hubo una alianza con ella y nos dio el mejor tiempo para recorrer todo su despejado cordal y una riqueza de paisajes que disfrutamos desde el principio hasta el final.

La aventura comenzó en cuanto llegamos al área recreativa Fuente La Choza, donde nada más bajarnos del coche, cuatro poderosos caballos negros galopaban alineados por la pradera, dejándonos quietos y asombrados por unos segundos, este espectáculo no estaba contratado (los demás tampoco), fue un día afortunado.

Después de mover los coches para ahorrarnos un par de kms en la vuelta, comenzamos la subida entre un precioso y verde hayedo que hizo que nos quisiéramos quitar las chaquetas enseguida, había mucha humedad. Por el camino nos encontramos vacas cuyos mugidos en ocasiones eran espeluznantes, estaban protegiendo a sus terneros, así que, con respeto y buen paso, logramos llegar a la Fuente de Goldetxo, agua fresca de la montaña y tras unos zigzag, nos adentramos en el Portillo de Goldetxo, bonito paso estrecho y rocoso que nos conduce a otro mundo, una explanada donde ya vemos nuestra primera cumbre, Txarlazo, un monumento de 25 m que representa el tronco de un árbol sobre cuyas ramas descansa la virgen de La Antigua, patrona de la ciudad. Una vez nos hemos dejado el cuello mirando hacia arriba, disfrutar de las vistas del valle y de los antojos de la niebla que iba y venía, continuamos el camino por su cordal descubriendo numerosas cimas con sus respectivos buzones como Txolope, Solaiera, Atezabal, Bedarbide. De vez en cuando nos asomábamos con mucho cuidado y respeto a sus cortados, donde gozábamos de la grandiosa pared sobre la que estábamos caminando.

Entre los paisajes que nos iba ofreciendo esta sierra, Tologorri o Iturrigorri, uno de los montes vascos emblemáticos y dignos de una lista de montes pendientes, nos extendió su alfombra verde en forma de pradera llena de ganadería, espectáculo ecuestre incluido. Fue Tologorri el elegido para nuestra ansiada comida, vino incluido que siempre agradecemos y dulces caseros que nos encantan.

Descansados y estómago lleno, lo único que nos quedaba era bajar, nos esperaba otro espectáculo. Pequeña parada en el Pico Las Vacas y comenzamos la increíble Senda Negra. Debimos caer bien a la niebla porque se retiró durante el tiempo suficiente para que pudiéramos parar a deleitarnos de la panorámica que nos ofrecía todo el valle, así que, pegados a la pared íbamos recorriéndola tranquilamente, pero, la aventura no había terminado, ¿Por qué la llaman Senda Negra preguntaba alguien? Lo descubrimos en cuanto nos adentramos en el bosque nuevamente, se avecinaba resbalón … así que bastones firmes y ¡¡a por ella!! En la juguetona senda se oían gritos divertidos que hacían pensar que alguien iba con el pantalón negro, pero nadie cayó, nadie tuvo que pagar la refrescante cerveza que por supuesto, sí nos tomamos en nuestro último waypoint de esta larga pero llevadera ruta y que tanto disfrutamos como siempre lo hacemos.

¡Nos vemos en las montañas!