Excursión por la sierra de Entzia. 6 de octubre de 2024

Una vez más en este año, traspasamos la sierra de Cantabria -aunque algunos insisten en llamarla de Toloño- para recorrer uno de tantos parajes fantásticos en esa zona norte.

Nos citamos en el palacio de deportes, 15 minutos antes de lo inicialmente previsto debido a la celebración de la maratón que alteraba el tránsito circulatorio y desde allí nos encaminamos a la sierra de Entzia.

Llegados al destino nos indicaron que había una carrera, otra más, por lo que nos emplazaron a aparcar unos metros más abajo. Y tras los preparativos previos, 22 montañeras y montañeros, junto con dos perros, comenzamos a caminar desde el parquing de los alemanes.

Pocos pasos sirvieron para darnos cuenta de la maravilla del entorno. Nos adentramos en bosques de hayas, alerces y otros ejemplares de gran tamaño aún vestidos de hojas que se resistían a tornarse a colores otoñales. En cambio nuestros pies caminaban al lado de decenas, cientos, de setas de diversos tamaños y colores que sí nos gritaban que el otoño había llegado.

Dicen que el musgo crece en la parte norte de las piedras y troncos, pero pudimos comprobar que nos sumergimos en las entrañas del norte, absolutamente todo estaba tapizado de un electrizante verde y húmedo.

El recorrido en sí era una especie de “ocho” donde a mitad del mismo volvimos a un mismo punto. No supimos si íbamos en una dirección o en otra, o dábamos vueltas, eso sí , sin perder el norte.

También pudimos gozar de esas maravillas formaciones rocosas de gran tamaño que hacían volar nuestra imaginación viendo animales o personas. Y cómo no, un arco de piedra donde nos hicimos unas cuantas fotos para inmortalizar nuestra presencia a modo de influencers (menos mal que nuestro ropaje y forma normal de hablar indicaban que no lo fuéramos).

Pero más inmortales son aquellos menhires y conjuntos megalíticos que pudimos contemplar y que nos hacen sentir que no somos nada en la historia de la vida.

El tiempo nos respetó, no cayó una gota aunque el suelo estaba muy embarrado y alguna hubo que metió el pie hasta el tobillo.

Cómo no, tuvimos nuestra foto de cumbre con nuestra bandera, aunque hubo quien dudó si realmente la hicimos a pesar de que un buzón así lo confirmaba, el pico Tontorro. Sin comentarios.

Y de gastronomía poco se puede comentar. Hubo una parada para un breve receso emplazándonos a hacer la comida en las mesas y bancos que estarían cerca de meta, pero que nunca aparecieron.

Cuando llegamos a los coches, nos cambiamos de ropa y los que aún nos quedamos, pudimos dar con los bocatas regados con el vino de la bota de Patri.

Dice el Wikiloc, premium eso sí, que recorrimos el laberinto de Katarri, Arco de Zalanportillo, Cromlech Mendiluze, Menhir Lekuona y laberinto de Iturbatz con una distancia aproximada de 14 kms. y un desnivel total acumulado que no llegó a los 300 mts. Vaya, como diría un cuñado (literal) que se trató de una estupenda actividad senderista nada exigente.

Con tanto laberinto, metidos en un permanente norte y guiados por Ruben todo apuntaba a un casi seguro alargamiento innecesario de ruta, vulgarmente llamado embolada o pérdida, pero quisieron las almas de los habitantes de los cromlechs (y el wikilock y la orientación de Nuria y al papá de Thor) que todo fuera fenomenal.

Gracias a todos y todas por venir, por compartir las fotos y a Ruben porque ha organizado fenomenal y con cariño la excursión de este día.

Nos vemos en la siguiente.