Excursión por el Anboto y posterior sidrería. 9 de marzo de 2024

Siendo fieles a nuestras casi ancestrales costumbres, hoy hemos realizado nuestra excursión por los montes del País Vasco con final feliz, gastronómico, en una sidrería.

El autobús partió de Alberite para luego parar en Logroño con destino Arrazola, pequeña localidad vizcaína. Casi 50 montañeras y montañeros, con bajas de última hora, junto con algunos de “la tierra” quienes hicieron de guía, comenzamos la excursión en torno a las 9 y 20 de la mañana.

Algunos hemos tenido días que nos parecíamos al Dioni, con un ojo para cada lado: uno mirando al cielo y otro a la app de la meteo, para finalmente confirmar el milagro. Una ventana de buen tiempo, aunque con viento, nos permitió hacer el recorrido sin lluvia y con buenas vistas.

Los primeros pasos nos encaminaron por un precioso barranco, cuesta arriba, salpicado de impresionantes hayas y arroyos que transportaban el agua de la lluvia de días atrás. Poco a poco, cada vez con menos palabras en la boca, llegamos a nuestra primera cima de hoy, Andasto, con 822 msnm por lo que habíamos remontado casi 600 metros de desnivel. Tras una pequeña trepada plantamos la bandera de nuestro club para hacernos unas cuantas fotos. Desde aquí se veía el Anboto, el Aitzkorri nevado, el mar cantábrico y unos cuantos valles.

Bajamos por una senda, con algunos puestos de caza alrededor, para luego ascender por una cómoda senda hasta la cota más alta de hoy, Tellamendi con 834 msnm. Tras las oportunas fotos, con el pelo al viento (algunos) como atestiguarán las fotos, empezamos a bajar hacia el valle con la mirada puesta en la sidrería.

La senda, a veces resbaladiza por las hojas y el barro, atravesó un bonito bosque de hayedos para terminar en Besaide 555 msnm, punto donde confluyen las tres provincias vascas. Así que algunos nos dimos una vuelta por todas ellas girando alrededor del mojón.

Y ya desde aquí, pista abajo, nos encaminamos hasta nuestro destino final. Pero una pequeña sorpresa nos deparaba ya que el último tramo fue una pequeña carretera hormigonada muy cuesta arriba, para terminar en la sidrería. Así pues, hicimos hambre y sed.

Han sido casi 13 kms. con 813 metros de desnivel positivo acumulado y 615 negativos, con el majestuoso Anboto siempre presente.

El autobús, con nuestra ropa de recambio, no había llegado pero la prioridad era clara. Todos fuimos al restaurante para empezar con el txotx y ese encuentro interpersonal con creciente exaltación de la amistad.

Y tras la comida, con algún pequeño susto que afortunadamente terminó bien, nos volvimos a casa sabedores de que aún nos queda el domingo para descansar.

Nos vemos en la próxima.