Ascensión al Mojón Alto por la Dehesa del Rebollar. 17 de diciembre de 2023

Villoslada de Cameros, 9:00 de la mañana, 5 grados bajo cero. El equipo de hoy, formado por 17 montañeras/montañeros y un perro (Lai) comienza la excursión cruzando el puente sobre el río que da nombre a nuestra sociedad y caminado por las empinadas y heladas calles de Villoslada. Abandonamos el pueblo cerca de la ermita de San Miguel para empezar a ascender por una empinada ladera por la que empieza a darnos el Sol. Este hecho, junto con la ausencia de viento, hace que enseguida empiece a sobrar la ropa. El sendero se topa de forma intermitente con una pista que asciende por las laderas de la vertiente sur de Mojón Alto. Vamos encontrando unos espléndidos ejemplares de robles e incluso, un abedul declarado árbol singular de La Rioja, con sus más de 300 años de existencia. Según reza la plaza allí existente destaca por su tamaño, belleza y rareza.

El sendero desemboca en un cortafuegos por el que ascendemos para introducirnos poco después en un pinar. La ascensión continúa, bosque a través, por el citado pinar hasta llegar al cordal cimero donde las vistas son de las que merecen la pena. A nuestros pies, el embalse González Lacasa, con los pueblos de El Rasillo, Montemediano y Nieva. Hacia el norte, los montes del País Vasco (Gorbea, Anboto); en lontananza, los Pirineos desde el Ori a la Collarada; el Moncayo, la Mesa de Cebollera, Turbión, San Lorenzo, etc.

Nos hacemos la foto de cima en el vértice geodésico de Mojón Alto y nos encaminamos hacia el puesto de vigilancia de incendios que hay en el mismo cordal. Este es el lugar elegido para el almuerzo de hoy. 17 de diciembre y almorzando en camiseta…

Comenzamos el descenso por unas laderas herbosas que nos conducen hasta otro de los puntos de interés de la ruta: la estela romana. Data de los siglos II o III DC, y es uno de los vestigios de la calzada romana que comunicaba el valle del Ebro con Numancia. El descenso continua por una zona de praderas hasta que se introduce en el barranco del Maguillo , que nos lleva directamente a la parte alta del pueblo de Villoslada. Disfrutamos del descenso por sus empinadas calles, viendo sus casas blasonadas y señoriales. Pasadas las 14:00 llegamos a la plaza, con tiempo para tomar un aperitivo antes de volver para Alberite y Logroño. Hubo incluso quien se quedó a disfrutar del suculento menú del restaurante Corona.

Una jornada entretenida, variada y muy interesante desde varios puntos de vista: montañero, etnográfico, botánico y gastronómico.